¿Por qué sacas los pies de las sábanas cuando duermes?

Puedes suceder con bastante facilidad que te despiertes y te des cuenta de que un pie está fuera de las sábanas o mantas, o que sea tu pareja la que tenga este "extraño" hábito y te preguntes por qué.

Dormir con un pie fuera de la cama es bastante común, aunque no siempre le sucede a todo el mundo, y hay una explicación precisa y lógica por la que se adopta esta posición, la mayoría de las veces de forma inconsciente, es decir, sin siquiera darnos cuenta, durante dormir.

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Dormir con los pies fuera de las sábanas: he aquí por qué

La razón por la que algunas personas se encuentran durmiendo con un pie fuera de la cama también puede ser una técnica válida para probar cuando no se puede dormir.

Está comprobado que para dormir mejor nuestro cuerpo debe estar en una habitación que no sea especialmente calurosa, lo recomendable es que la temperatura ronde los 18 grados.

Por tanto, si nuestro cuerpo detecta una temperatura exterior más elevada y, en consecuencia, interior, hace todo lo posible para acercarse a una condición de mayor comodidad.

El intento natural de bajar la temperatura es precisamente lo que lleva a dormir con un pie fuera de la cama

Según Natalie Dautovich, académica acreditada de la Fundación Nacional del Sueño de Virginia, necesitamos temperaturas más frescas para inducir el sueño y por eso el intento de equilibrar nuestras temperaturas se hace sacando uno o ambos pies de las mantas o, en alternativa, las manos.

¿Por qué dormir con los pies fuera de la cama y nada más?

Simplemente porque el pie o la mano, al ser extremidades, participa más en la regulación de nuestra temperatura, un poco como cuando, para refrescarnos, nos damos una ducha fría en los pies o nos mojamos las manos; además evidentemente es una acción más fácil y natural desde un punto de vista práctico que dormir con el estómago o el codo fuera de las sábanas.

Entonces si dormimos con un pie fuera de la cama significa que intentamos autorregular nuestra temperatura llevando aire más fresco a nuestros pies o incluso a través de una abertura en las sábanas, esto enfría la sangre y, en consecuencia, la temperatura corporal.

De hecho, a una temperatura más baja correspondería un mayor impulso hacia el sueño y el sueño profundo, viceversa, con una temperatura más alta activamos el estado de vigilia pero el sueño se ve menos favorecido.

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